FINAL DEL AISLAMIENTO

Es cierto que mi "señora" (Maribel está encantada de llamarme marido) me subió el ordenador el finde semana, pero el trabajo, rebajas y cine del sábado, y aguantar los cuatro puntos recibidos el domingo fueron suficientes para no encenderlo.

Si, porque ahora tengo cuatro puntos más, aunque no en el carnet sino en la cabeza. El domingo mi "mujer" y yo habíamos decidido disfrutar del deporte hibernal por excelencia. Así que pese a no levantarnos muy temprano (que conste que no es por aprovechar el "forfait" de mediodía), cogimos el coche y nos acercamos a las pistas francesas de "Puig More" (creo que se llama así el condenado puerto). Alquilamos los skis, compramos el dichoso forfait, pasamos más de 10 minutos en el remonte viendo la blanca nieve, saca el culo y ya estamos. Un sol radiante, una larga pista (que denominan verde por su facilidad), un par de zig, zag, un poco de cuña, primera caida por el efecto "miedo-velocidad", vuelta al zig zag, y en un solo segundo me encuentro en el suelo, de bruces, con un intenso dolor en la cabeza, viene Maribel, algunas gotas de sangre me caen por la cabeza, paran más esquiadores...

El resultados fueron cuatro puntos para mí, 76 euros para ellos, ni diez minutos de ski, más de una hora de hospital. Un desastre.

Y al día siguiente, con una malla (juro que parecía un salchichón mi cabeza y tengo un rato osea más bien una longaniza) en el tarro, los clientes preguntandos y sin verguenza ninguna conté lo que ahora mismo os he contado. Con lo fácil que hubiera sido mentir diciendo que un novato se cruzó en mi camino y caí por un roja a toda hostia. Que triste por dios, que triste...