lunes, 21 de abril de 2008

DORMIR - RESUCITAR

Me levanto, he dormido algunas horas, pero sin embargo mi cuerpo parece no haber descansado, eso sí, el protector estomacal (el descubrimiento farmacéutico de mi vida) ha vuelto a funcionar y pese a ligeros vaivenes, permite que pueda mirar la comida sin tener que situar el baño en el mismo plano.
Estoy destrozado, mi cuerpo tiene la misma sensación de calor que de frío, paso la mañana intentando concierciarme para que no vuelva a suceder (sí, si como con el pelo del otro día), el caso es que lo pasé bien (creo recordar), pero os juro que no puedo. Me aturde el cerebro, me pican los ojos, las piernas me pesan, el estómago baila.
La hora de la comida la afronto con miedo, la tensión de sentir que no podré resistirlo y tendré que terminar "pegando voces" al señor Roca, de vino ni hablamos, pasito a pasito, bocado a bocado, sin forzar. Finalmente parece resultar, como premio incluso me concedo un "carajillo" de baylis (puede que vaya con e, pero suena más castizo así).
Ahora la siesta (deporte que no practicaba hasta prácticamente cuatro años), me quito la ropa (que en condiciones como estas pesa entre quince o veinte kilos), separo las sábanas, la cabeza en la almohada, respiro...y dos horas después todo ha pasado...lo notáis?...

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