martes, 21 de octubre de 2008

NUEVA YORK V

Hoy esta lloviendo, poco, pero llueve, supongo que a la ciudad le da tanta pena que nos vayamos como a nosotros. Como hoy tenemos un claro objetivo, que es ir al teatro, Chicago mas concretamente, tenemos que esperar hasta las tres a que abran una especie de "todo a cien" de los musicales (ttks) para poder comprar nuestra entrada, y aprovechando que esta cerca la Biblioteca Publica....ademas es inusualmente caro conectarse a internet en esta ciudad.
Despues de dar la vuelta por Harlem, nos fuimos al Hotel (que tambien esta a dos calles del Empire), descansamos (mas bien Maribel durmio casi una hora de siesta) y nos dispusimos a afrontar el reto de subirnos al megafamoso Empire State. Y yo que tengo cierto vertigo iba con el alma en un punyo deseando que se estropeara el ascensor, o que hiciera niebla y no mereciera la pena subir.
Pero los astros no estuvieron de mi parte. Hicimos una cola de media hora (la seguridad es algo enfermizo desde el 11-S), cogimos un ascensor hasta la planta 80 (si, si 80). Otra "pequenya" cola y otro ascensor (estaba anocheciendo y era espectacular ver la ciudad con un manto rojizo...) y final de trayecto, planta 86.
Al salir del ascensor y acercarte a la cristalera, da la sensacion de no ser para tanto, luego sales para fuera y aparte de un frio de cojones, la sensacion es que a lo mejor si hay un poquito de altura. La pasarela tiene unos tres metros de ancho, te acercas, y miras entre los barrotes y ves que los taxis rellenan un espacio menor a tu mano. Pero yo, que no me amedrento, afronto el reto y me voy a tirar fotos, y en ese momento el estomago me da la primera advertencia "capullo, tu no estas hecho para esto", Maribel parecia descolgarse por la fachada, mirandome con cara de "eres un cobarde", yo me pegaba a la otra punta de la pared, intentando ver los edificios en plano.
Hacia mucho frio, cogimos un respiro y volvimos a dar una vuelta, para despedirnos de los cielos neoyorkinos. Cuando pasabamos la primera vez, adverti que una de las esquinas era especialmente "espeluznante", no hay edificios alrededor (por lo menos de determinada altura), y la pared es especialmente baja y los barrotes no te ofrecen la seguridad que debiera. Como uno empieza a entender que el miedo es una cuestion mental, hinche el pecho y con decision fui a superar otro reto....y alli estaba, acojonado perdido, intentando comprender, quien narices habia construido aquello y quien habia tenido el valor de estar poniendo ladrillos a aquella altura...
Reto conseguido, cuando bajas y tienes ante ti la inmensa mole, pierdes la perspectiva de donde has estado y puedo prometer y prometo, que la sensacion es unica.
Aquella noche dimos una vuelta por los teatros de Broodway, comimos pizza y visitamos el centro M&M (quien iba a imaginar que de una especie de "lacasitos" se pudiera hacer tanto merchandaising...

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