jueves, 23 de octubre de 2008

NUEVA YORK VII

Todo lo bueno se acaba, así que de nuevo estamos en Mataro, cansados (alguien nos ha robado 6 horas en el avion de vuelta) pero contentos de lo disfrutado y lo vivido.
El último día os escribía desde la biblioteca mientras una fina lluvia caía sobre la ciudad de los rascacielos. Al salir habia clareado, intentamos por última vez comprar un regalo que teníamos pendiente (el tema de la tecnología es para volverse loco en esa ciudad, sobre todo con Iphones y Ipod, que todos dicen tener, con precios que difieren en casi 400 $, pero que al final nadie tiene) y nos fuimos a comprar las entradas al tkts (un cubículo en medio de Times Square donde venden el papel no vendido para los musicales).
Pese a que había cola, en unos veinte minutos teníamos nuestros pases para "Chicago" en nuestras manos, un musical y en Broodway....quien puede pedir más....
Comimos algo y vuelta a las compras (Nueva York está hecho para eso y para pasear hasta cansarse, aunque quizás con el descenso del Euro, termine siendo más para lo segundo), pasamos un buen rato en Macy´s (un Corte Ingles a la americana y con precios interesantes) y volvimos al Hotel a descargar, descansar (viendo el Empire desde nuestra ventana, que también es algo único) y cambiarnos de ropa antes de ir al teatro.
En la 49 con Broodway con un cartel rodeado de neon, con toda la esencia de las películas, entramos en el teatro (que nos pareció pequeño para lo que esperábamos), se apagaron las luces y comenzó el espectáculo. Mas de dos horas de música, baile y gags (aunque se hace imposible entender a la velocidad que hablan y con su acento yankee), pero es una experiencia que todo visitante no debería perderse.
Y así acabó el viaje, cenando en un Mc Donalds en la misma Times Square, un helador paseo hasta el hotel once calles más abajo y un último desayuno en Guy & Gallard. Después metro, autobús, avion a Filadelfia, aeropuerto y ocho horas para llegar a Barcelona. Han sido siete intensos días, disfrutando de una ciudad enorme, con sus enormes excesos y sus pequeños encantos.

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