Hoy saltaba la noticia. El hasta ahora número uno de los más violentos de los violentos ha caído en el también hasta ahora "santuario" francés. Al asesino con nombre de indio, Txeroki, le han pillado por "maquear" a lo barato el coche, pero sobretodo lo han pillado porque hay ganas de "pillarles". Mientras tanto De Juana jugaba a tomarnos el pelo desde Irlanda y Josu Ternera sigue vivito (aunque se habla de grave enfermedad) por el mundo.
Se que es momento de felicitaciones y loas a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, pero no puedo evitar sentir que perdimos casi cuatro maravillosos años negociando con estos "borregos", empeñados en encontrar la piedra filosofal que todos y cada uno de los presidentes democráticos no encontraron. Tiramos años de política antiterrorista, socavamos el mayor (y mejor) pacto con una intención puramente electoral. Tildamos de traidores a los que defendían la ley y el pacto por encima de cualquier disputa. Nos acusaron de no ser leales por defender lo que el gobierno había roto.
Y así estamos, intentando recuperar el tiempo perdido, con nuevos "mártires" sobre la mesa, con las mismas exigencias y con los nacionalistas echados al monte exigiendo sin reparos lo mismo que los pistoleros.
Dicen que es de sabios rectificar, pero me duele en el alma sentir que perdimos una oportunidad de oro y que tengamos que pasarnos en este país la vida corriendo para no saber si nunca llegamos.
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