El "pavo" entró chulesco en el vagón, miró a la chica, alardeó por su móvil de su próxima fechoría y le arreó una patada, además de proferir insultos que la cámara no es capaz de reproducir. Hasta ahí, un payaso de "tomo y lomo" que comete el acto más cobarde.
Luego llegan las televisiones, los periódicos, los comentaristas, los bocazas y resulta que toda España somos xenófobos, y seguramente lo somos, en casa, allí es más fácil.
Se crea la alarma, comienzan los programas "oportunos", los famosos hacen campaña, los partidos buscan la foto, políticos y jueces claman al cielo. A correr toca, la verguenza, el escarnio nacional. Nosotros, emigrantes del pasado, convertidos en azote de los que vienen a ganarse el pan. Y nos miramos los unos a los otros negando que seamos racistas.
Pero señoras y señores, lo somos, mirad en vuestras casas, vuestros amigos, vuestros trabajos. Siempre hay algún comentario, alguna palabra y algún gesto que demuestra que nos da miedo lo desconocido. Yo mismo conozco una, que cuando abre la boca en referencia a personas de "color diferente", da miedo, seguro que es de "la derecha rancia" la señora, pensaréis, al contrario, el ser humano es igual para estas "cosas".
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