Han sido días intensos, por lo vivido, por con quien lo he vivido, pero sobretodo por lo sucedido.
La cena del lunes con Eloy y Ana. Cenar en casa de Martín, con Maribel, Merche y Rubén. La ciudad Eterna, sus calles, sus rincones y nosotros.
Pero el destino, la vida, que es caprichosa, ha conjugado en dos días demasiados sentimientos, que hoy se amontonan en mi corazón como una olla a presión que no quiere liberarlos. En mi ausencia decidían coincidir dos personas, que marcaron y marcarán seguro mi vida. La primera mi sobrina, que decidía adelantarse a nuestra llegada, la segunda mi abuela que se ha marchado sin poder despedirme.
Me siento demasiado impotente para expresar lo que me pasa por las entrañas. Me siento inútil por no estar junto a mis padres, mi hermano, y mis tíos en ese momento. Me siento débil por no estar.
De todo lo que recuerdo, me quedo con su sonrisa, por haberla visto en mi boda y sin embargo no dejo de sentirme mal por no poder decirle adios, y nada podrá cambiarlo. Aunque de nada
sirva hacerlo.
2 comentarios:
Ruben mira el futuro, y ten el recuerdo de las cosas buenas.
Un abrazo COMPAÑERO
Nunca me había parado a pensar en ello, pero después de estos días no tengo duda de lo importante que es poderte despedir de los tuyos.
Este fin de semana lo haremos.
TQMA
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