lunes, 1 de diciembre de 2008

MORIR APALANCADOS

Y no precisamente tumbados en el sofá, dejando pasar los días y con la desidia como compañía.
Las grandes constructoras de este país (que tontos no son) retiraron hace más de un año parte de su inversión "ladrillera" hacia sectores menos convulsos, siendo conscientes de su inminente declive. Para ello, y tras haber "enterrado" sus pingües beneficios en suelo urbanizable (o inminentemente urbanizable), apalancaron su "asalto" a las compañías energéticas sobre préstamos bancarios.
Jugada perfecta, diversificación de riesgos, terreno firme y solvente (Repsol, Gas Natural, Endesa...) y poco riesgo directo. Pero entonces llegó "Paco con las rebajas", el garrote vil de los números rojos del Ibex y la terrible realidad de la renegociación de la deuda (que le pregunten a ACS, con el mago Florentino a la cabeza).
Precisamente ese es el problema, que mientras las acciones soportaban el riesgo en curso, las inmobiliarias seguían invirtiendo en suelo y "varios", haciendo su mina de oro, creyendo tener un colchón inagotable. Pero se acaba el maná, los bancos cierran el grifo y el suelo se convierte en suma cero. Resultado, vender para respirar, porque como nada era propio, todo prestado....
¿Solución? recurramos a los amigos, utilicemos a la prensa, vaciemos la despensa y barra libre para todos. Sacyr se encuentra en quiebra técnica (como el 90% de las empresas del sector) expuestas a una inversión no rentable y con activos sin valor. La pregunta del millón, la que se repite la gente de la calle, ¿Y el dinero?, ande andará...

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