Últimamente he aprovechado mi navegación por la red para echarle un ojo a otros blogs, sobretodo de políticos (de toda tendencia) y de gente que conozco y otros que por casualidad han caído en mis "teclas". El caso es que observas como en el caso de los políticos (excepciones a un lado) se utiliza la red para hacer "gala" de una supuesta inmersión tecnológica, que termina desistiendo cuando las elecciones de turno han pasado.
Por otro lado, "gañanes" como yo, se esfuerzan por "airear" sus pensamientos diariamente haciendo valer el librepensamiento que "el internet" nos facilita. He de reconocer igualmente que siento envidia sana al ver cómo "se lo curran" muchos (la mayoría) de los que recientemente he leído, tanto por la forma, como por el fondo. Desde aquí mi reconocimiento.
Y ahora si, vayamos a lo que el título de la entrada nos traía. Es mundialmente reconocido que aquel evento, cena o quedada que no has planeado termina resultando un éxito inusitado, que recuerdas como si fuera único. Pues este viernes noche tuve la oportunidad de disfrutar de una esas "liadas" mágicas.
Quedamos con los amigos de Maribel a cenar en un bareto cercano a la playa, típico picoteo, un poco de cerveza (poquito) y los postres. Detrás nuestro, unas ocho treintañeras (con cierto aspecto a estar más cerca del 9 que del 1) celebraban un par de cumpleaños, que regaron adecuadamente con vino y cava. Así que tras pedir los cafés y sacar los chupitos (en plan valiente el restaurante nos dejó cuatro botellas), Esther se arrancó con la botella de pacharán al más puro estilo navideño. La cerveza y los chupitos en nuestro caso y en el de nuestras compañeras de comedor lo que fuera, terminó por llevarnos a reeditar todos los viejos éxitos de las series de antaño....Marco, Heidi, Comando G y dándole una vuelta a la Muñequita Azul y otras ocurriencias fruto del momento...memorable.
Después de una hora de música, y cuando nuestras compañeras se daban los respectivos regalos, apurando los últimos chupitos, una de las chicas se quita la camiseta delante de mis ojos, y en ese momento no pude evitar pensar "Gracias señor por atender mis plegarias....", todo quedó en una camisola nueva y unas cuantas risas. A las doce estábamos en casa, pero aquellas tres horas habían sido suficientes.
Además Miguel y Jose esperan un niño (o una niña), que no te líen y ponle Rocco, que tiene mucha fuerza. Enhorabuena a los premiados.
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