Uno empieza a ser consciente de la edad que tiene, cuando aprovechando que su mujer se encuentra trabajando fuera, decide volver a su ciudad de origen de "Rodriguez" a ver qué se cuece. Y con sus esperanzas por todo lo alto, de repente se topa con la realidad.
Después de anunciar a bombo y platillo su llegada, los "que visten de terciopelo" le comenta que si trabajo, compromisos, hijos y hasta una gripe inoportuna no le permitirán recibirme como desearían.
Así que, uno sale de trabajar se hace 300 kilómetros, pasa a buscar a su madre, van a ver a la Abuela, acompaña a sus progenitores a hacer la compra semanal, cena con ellos en un restaurante que le recuerda mismas imágenes de cuando tenía 14 años y acaba pidiendo la hora mientras lee en la cama.
Un derroche de fiesta. El caso es que estaba tan cansado que agradece que nadie le hubiera llamado proponiéndole cualquier posible salida. Cosas de la edad, hoy es sábado y hemos quedado a las 5, pronto empezamos...
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