Todo acontecimiento digno de ser vivido en compañía, aquí en Mataró, para mí, se sitúa en casa de Martín. Entre los personajes que habitan aquella casa y la sucesión de vivencias que he acumulado, convierten a esas cuatro paredes, en una referencia que no puedo evitar cuando algo importante sucede.
Allí estábamos familia Martín-Podadera al completo, hijos adoptivos (Maribel y yo mismo), amigos de Carlos (Lolo es siempre necesario desde aquel Madrid-Barça) y la "rumana" y el "argentino" (o lo que es lo mismo Jessi, la prima de Maribel y su novio, que dice que es suizo, aunque todos sabemos que no).
Pizza (preparada y horneada por Eva, que símplemente es im-presionante), bebidas, sofás y sufrimiento. Cada minuto que pasaba se convertía en la confirmación de una historia escrita, jugar contra Italia es un castigo moral, un sufrimiento llevado al extremo, que te ahoga y te consume, siendo consciente que al final y por magia del destino, acabarás perdiendo por vete a saber cual tontería.
Y como estaba mandado, llegó la prórroga y más tarde los penalties. Quizás no haya peor combinación lingüística que juntar "Italia-Penalties". Yo que había pasado por sofá, silla y terminar viendo el partido de pie, gritando cada par de minutos "hijo de puta" a todo que vistiera de blanco o negro, pasé de la cerveza al vino, para acabar "amorrado" a un cubata, intentando saciar mi ansiedad de ver llegar lo inevitable.
Gustó que fueran ellos los primeros en lanzar, aplaudimos el gol de la Roja, "aullamos" la parada de Iker, maldecimos el fallo de Guiza y nos abrazamos cuando Cesc, convirtió las ilusiones de un país en realidad. Aunque sea fútbol y sólo eso. España necesita de tanto en cuanto sentirse importante, creer en ella misma y tocar la Gloria. Y que mejor en los tiempos que corren.
¿Y vosotros cómo lo vivísteis?
1 comentario:
Yo que normalmente paso bastante del fútbol sufrí en los penalties como el que más.
Ernesto y yo nos juntamos para ver el partido con Arnedo y Gracia, que seguro que les recuerdas, en un bar del Actur.
Gritos, aplausos, insultos a ese árbitro, emoción y alegría absoluta tras el gol de Cesc.
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