miércoles, 20 de agosto de 2008

DE TUNA EN LA EXPO

Siempe es un orgullo poder participar del acontecimiento más importante de tu ciudad en los últimos 100 años. Y aunque sea vestido de "lagarterana", con terciopelo y un sol de justicia. Siempre merece la pena ver a viejos amigos, saborear del placer de tocar en un escenario y compartir unas copas con historias y andanzas como tema de conversación (con entrevista en directo para Aragon Radio incluída, prometo cuando vuelva a Mataro colgarla para vuestro disfrute).
La Junta de Distrito de Universidad (previo enchufe) nos había contratado para amenizar la tarde a la concurrencia el jueves día 7 de Agosto, por lo que, qué mejor motivo para "calzarse" el "grillo" (como se le conoce al traje en la Tuna, por aquello del color) y agarrar la bandurria y comenzar las vacaciones con amigos y canciones.
Maribel y yo, pasamos la mañana visitando pabellones con Chamán, Cristina, Paco y Ruth, dada nuestra poca predisposición perder los nervios haciendo cola, recorrimos aquellos pabellones que no requerían de las mismas, tachando de la lista de participantes unos cuantos. Nos queda una última entrada en el que daremos por zanjada nuestra participación en la "fiesta del Agua en la Tierra".
Ya con nuestra identificación de "trabajadores" (que dicho sea, poco currada está, que ni como recuerdo...), nos dirigimos a cambiarnos a un pabellón de deportes cercano, poco a poco (y bien digo) fueron llegando los 14 "elegantes" que se apuntaron al acto (que conste que no termino de entender a aquellos que en tan importante evento decidan perdérselo, pero cosas veredes amigo Sancho). Puntualmente y sin que sirva como precedente, estábamos en el Pabellón de la provincia.
Unas de las típicas, algunas para lucimiento del solista y finalmente y como plato fuerte, la vuelta el "duo corchopán". Al más puro estilo de las "grandes ocasiones", Frascuelo y uno que les escribe decidieron "desenpolvar" su más reconocido éxito para dedicárselo a una dama (cuantas veces y con qué poco resultado), en aquel momento y dándose cuenta de la "solvencia" del dúo, el grueso de la Tuna nos dejó para disfrutar de las cervezas que habían traído. Una ejecución soberbia, con matices y bien desarrollada. Como el buen vino, el paso del tiempo, sólo ha mejorado nuestra sintonía...
Y así poco menos acabó la parte musical, como correspondía, cual plaga de langostas, arrasamos la barra (con invitaciones y sin ellas), yo que pequé de la euforia del momento, me junté al Frasco, arriesgando a seguir su ritmo (persiguiendo a la periodista de Aragón Radio hasta que nos dejó hablar en directo y dando la brasa a la de la Ser que se nos quitó de encima como pudo), una hora después llevaba tres copas y Maribel había decidido abandonarme a mi suerte para seguir disfrutando de la visita.
Allí nos quedamos en el mismo pabellón, copa tras copa y anécdota tras anécdota, hasta que sacado de rueda (perseguir a Frascuelo tiene sus riesgos), solicité ir a cenar (donde fuera, pero algo sólido), así que tras varias deliberaciones, fuimos al London (que mejor sitio para llenar el buche) y quedé rendido. La tarde había merecido la pena, pero seguir sólo habría empeorado el despertar del día siguiente. Pese a todo, un gran día.

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