Si el jueves tocó Expo, el viernes tras un comienzo de día a golpe de teléfono-madre-mandato (nada mejor que servir a la patria "madre", que además me lee). Maribel y el "mendalerenda" se dieron un homenaje de tapeo en un bar cuyo nombre no recuerdo, pero si su foie (bar que descubrí gracias a una medio día caña-tapa con Eloy y Rubén).
La tarde de siesta y piscina y la noche de tapeo con Gordito y Marshall, para terminar disfrutando de una sobremesa (nocturna) con Víctor, unos cubatas y conversación amena (aunque Amelo reclamara más "culos y tetas" y menos rollito intelectual). Pasadas las tres y media de la mañana, mi mujer me hizo entender que el Roncheras estaría presto y dispuesto a las 10:30 de la mañana para llevarme a mi siguiente destino.
Y nunca falla, Rubén es un auténtico reloj, la puntualidad personificada y si hay jaleo de por medio, más. Compartimos viaje a Tarragona, repasando el mundo y escondiendo los nervios que siempre conlleva una "quedada en la cumbre". Llegamos, no sin dar una vueltecitas para situarnos y encontrar la por entonces famosa "cala cranc", allí nos esperaban Roberto (a pocos minutos de convertirse en Ernesto, su nombre de guerra) y su "encintada" señora (desde aquí mi más sincera ENHORABUENA).
Un poco más tarde y guiados a "golpe" de gps llegaron "el chuchi" y Eloy olaya. El escuadrón estaba al completo, mientras los primos recogían la comida y dejaban a buen recaudo a Susana con unos amigos, los tres disfrutamos de risas, cerveza y sofá.
Devoramos, tras cerveza y abundante vino blanco de marca (que a los señores no les falte de nada) unos paella y otros arroz con bogavante (por dinero que no sea). Y directamente a cubatas (los que compraron ron de 12 años, pa´mi un whisky rancio de 3 euros), la tarde entre jaleo, olimpiadas, un poco de playa, piscina, extraños cubatas en el bar de enfrente (y eso que teníamos alcohol como hospitales) y así llegó la hora de decidir que hacíamos. La noche comenzaba a echarse encima y la casa parecía un auténtico campo de batalla.
Consiguieron convencerme (por aburrimiento) de que abandonara las "albarcas" y el pantalón corto, porque según ellos no nos dejarían entrar en ningún lado. Taxis y vuelta a Salou tras muchos años.
El ambiente no había cambiado mucho, docenas de relaciones públicas intentando convecerte de que tenían una oferta irrechazable si les acompañabas a su garito, chupitos por doquier y mucha gente. Quizás no existan los "slammer", pero jaleo y barro, había, os lo digo yo.
Una tipa, no se muy bien como, convenció a no se muy bien quien a llevarnos a tomar Cocktails, así que aquella fue nuestra primera copa, menos Ernesto que seguía "encenegado" con su vodka naranja (al más puro estilo Anita Obregón, según se le bautizó a posteriori), un garito, otro, otra copa, mucha niña mona pero ninguna sola, música y el grupeto centrado en sus miradas "letales". Jesús y yo intentamos mover el esqueleto a base de un paso pa´lante y unos cuantos a los lados y poco más.
Así que terminamos en el primera garito que visitamos (aunque por escasamente un minuto) "Tropical", gente hasta aburrir, zona de música disco, yo intentando poner a grupo de damas a hacer el "imbécil" conmigo y últimas copas. Ernesto desertó mientras el camarero ponía su enésimo vodka-naranja. Y exhaustos y cansados decidimos abandonar, por el camino intenté sin mucho éxito que me dejaran revivir "aquellos magníficos años" de LaCage, taxi y a dormir.
Mientras en Sitges nuestras respectivas intentaban arruinar Pacha, haciendo magia con tres tiquets con los que se bebieron doce copas, está claro quien manda a la hora de llegar a final de mes....y porqué los garitos de chicas no duran...aunque me alegro que disfrutaran de la despedida de Merche, la Coneja se lo merece todo....
No hay comentarios:
Publicar un comentario