miércoles, 3 de septiembre de 2008

CIRERA EN FIESTAS

Estoy seguro que ya os he hablado más de una vez del barrio en el que vivo (ahora en el centro y dentro de poco en el extraradio). Pero como ya llevo más de 230 post, me permitiréis la licencia de volveros a contar cosas de esta pequeña parte de Mataró, que soprende y encanta a partes iguales.
Siempre me ha parecido que se trata de un pequeño reducto de Andalucía incrustado en Cataluña (aunque habrá más, dados los índices de migración de los 60), pero la orografía, la arquitectura y ser menos de 1000 habitantes (yo mismo incluído) facilitan la similitud con un pueblo del Sur de nuestra península.
Aquí, te avisan a través de tu suegra de que te dejaste la luz del patio una noche, preguntan si estuviste enfermo porque el coche estaba en la puerta y eran las doce y alguien tosía en casa, te regalan piropos por ir con traje y te los roban al salir de casa con bermudas y camiseta. Aquí, no se cuelgan senyeras (banderas catalanas) en la Diada ni en las fiestas, las de España si se vieron en la Eurocopa, raramente se escucha catalán (aunque lo hablen en trabajos y vida social), los niños visten chandals del Madrid, en Navidad se escuchan guitarras y villancicos a ritmo de soleás. Aquí, las abuelas están en la puerta al llegar el verano, las mujeres van en bata por la calle, los niños se dejan las rodillas jugando en las plazas, los bares son para hombres porque las mujeres pasan de entrar, gana el PSOE de calle y cientos de niños (y no tanto) se enfundan el chandal del equipo del barrio los fines de semana para dejarlo bien claro.
Y como la gente (aunque renegados siempre "haiga") se lo toma en serio, ves docenas de personas vestidos de naranja, echando una mano (por la cara según Martín) para que las fiestas sean diferentes. Las mejores dicen muchos, de una ciudad, que no sería lo mismo si Cirera no existiera.

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