lunes, 24 de octubre de 2011

LA SERPIENTE SE RETUERCE

Después de más de cuarenta años asesinando, asediada por las fuerzas y cuerpos de seguridad, afixiada por la incapacidad de financiarse y finiquitada la cobertura francesa, ETA anunciaba la semana pasada el cese definitivo de la actividad armada.
Una gran noticia sin duda alguna. Sin embargo, les guste o no a los encapuchados, debería ser únicamente el principio del fin, y tomando prestadas las palabras de Basagoiti, una cosa es "echar la persiana y otra cerrar el negocio".
Y es que tras más de ochocientos asesinatos a sus espaldas, no cabe la negociación, solo cabe exigirles que entreguen las armas, pidan perdón a las víctimas y cumplan las condenas por sus actos delictivos, porque nada les debemos.
Seguramente, y ante un momento histórico como en el que nos encontramos, la tentación de llegar a un acuerdo con el objetivo de acabar con la masacre puede parecer una concesión banal frente a los asesinos, pero cometeríamos un error incalculable, si después de años de convencimiento de que la ley es la única vía para acabar con el terror, nos plegamos en el último momento ante las exigencias de negociación de los terroristas.
El tiempo dará y quitará razones, ojalá no nos equivoquemos.

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