En este país donde el pasado es un fantasma impenitente que se empeña en dividir entre buenos y malos. Donde la democracia se ha convertido en la bandera de aquellos que durante años eran cómplices de los silencios cainitas de una dictadura consentida. Hoy con la muerte de Fraga, asisto boquiabierto a la ignorancia supina de aquellos que no parecen entender nada que no sea cuatro proclamas libertarias que no tuvieron cabida en una época de pocos héroes y mucha cobardía.
Y es que este país, olvida que, mientras unos callaban y otros otorgaban, algunos, entre los que se encontraba Fraga dieron pasos en pro de las libertades que casi nadie defendía, dotaron de instrumentos de renovación a un régimen sin contestación interna y modernizaron un Estado que se ahogaba en la desidia.
Ahora lo fácil es tildarle de colaboracionista, ahora lo fácil es apuntarse al carro de la democracia y ahora lo fácil es discutir una figura con más claros que oscuros, guste o no guste.
Formó parte de los denominados padres de la Constitución, ayudó con su gesto de presentar a Carrillo en las conferencias de Club Siglo XXI a reconciliar a un país empeñado en partirse en dos, reconstruyó una derecha democrática en opción de gobierno y demostró la posibilidad de defender su tierra sin atacar la del prójimo.
Mi homenaje a un trabajador incansable. Descanse en paz Don Manuel
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