El sábado pasado se constituyeron los ayuntamientos de "esto" llamado España, y se produjeron suficientes acontecimientos como para llenar líneas y entradas durante una semana, pero como no quiero aburrir a mi audiencia, lo dejaré en dos, la primera a nivel general y la segunda deteniéndome en las especulaciones autonómicas.
El pacto es una invención demasiada complicada como para la pretenciosa intención de realizar pactos globales, cada municipio es una historia y los concejales no dejan de ser personas con preferencias y ambiciones propias.
Ejemplos para todos los gustos y colores, mayorías desplazadas por minorías, disciplinas de partido rotas por amistades e intereses, así es la política.
PSOE e IU firmaron un pacto nacional, y no todos han cumplido. ERC deja el huérfanos a sus "tripartitos" en aras de la regeneración y procreación de su voto, el PP sin apoyos ve decrecer su poder, el BNG vuelve a tropezar en piedras conocidas y los "Independientes" campan a sus anchas ante el desencanto general.
Casos de mención especial son Vigo donde PSdG y BNG vuelven a reinventar cuatro años lo que no pudo ser, Palma se torna socialista gracias al "pacto de progreso" que paralizó Baleares, el PP niega su apoyo a CIU olvidando el futuro en pueblos de la litoral Gerundense, el PAR se alza con la alcaldía de Teruel en la más pura demostración de que "todo vale" y así estaríamos horas.
Me quedo con las palabras del siempre sabio JJ en el Heraldo del domingo, más allá de las lejanas y sobrias capitales, "los pueblos necesitan gente que crean en ellos, y dispuestos a trabajar sin descanso con la única satisfacción de que sigan vivos". Allí si que no existen siglas, sino personas, lo único importante.
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