jueves, 28 de junio de 2007

UNA SEMANA EXTRAÑA

Habrán podido observar mis lectores que esta semana el silencio ha sido mi cómplice. Ha sido una de estas semanas que no tienes ganas de expresarte, que te metes en tí mismo, te miras el ombligo y te comes las palabras.
Pero supongo que hoy necesitaba soltar lastre, sin más necesidad que contaros algo y ahí vamos.
El lunes me convertí en jefe, por primera vez en vida tengo una empleada a mi cargo. Está siendo una experiencia de lo más enriquecedora en lo personal, con la incerteza de estar haciéndolo lo suficientemente bien e intentando no convertirme en un déspota furibundo tal y como abjura Maribel que seré. Y en ello estoy, con más paciencia de la que tengo y sobreponiéndome al sentir que pierdo tiempo de mi trabajo para dedicárselo a mi pupila.
Por otra parte he pasado todas las tarde, salvo la del miércoles de rebajas en Andorra, a perseguir el tan ansiado bonus (cumplimiento de objetivos) para poder permitirme algún que otro lujo el año que viene y que la buena marcha de la sucursal se refleje en mi futuro profesional.
Terminando con esta introsprección, ilusión con mi despedida en la que Rubén está poniendo un empeño que me hace sentirme increíblemente orgulloso de mi gente y agradecido sin límites por tener un amigo como él, tampoco quiero olvidarme de Jesús, que conociéndome como me conoce ha intentado un imposible y al que pese a todo lo sucedido le mando el mayor de mis abrazos.

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