Ya hace algún tiempo que me convencieron de que la monarquía sale más barata que la República, sobretodo a largo plazo, e incluso en ocasiones como esta, hasta es útil.
El Rey puso en su boca las palabras que desde hace tiempo muchos ciudadanos pensamos, el tiparraco este me saca de quicio, por "bocarrón" y por "payaso". Que sus ciudadanos le hayan elegido democráticamente no es suficiente para creerse el "rey del mambo" (eso nos pertenece, pancarta de Salou incluída, a los "locos del Tarazona"), para abrir su enorme "bocaza" para escupir sus bazofias.
Habrá miles de sucesos acallados, hechos a las espaldas de los pringaos que nos levantamos pronto por la mañana, pero lo mínimo que se merece un país es que quienes les representan no les hagan avergonzarse de cada aparición pública.
Los políticos son especialistas en el noble arte de "donde dije, digo", pero el gañán que ondea la bandera del "bolivarismo", es la viva imagen de lo patético del oscurantismo, Cuba incluída. Que se calle, que siga "reinando" su país y nos deje tranquilos al resto. Tampoco es tanto pedir.
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