Aun recuerdo, cuando llegaba el viernes, y entonces te entraba un cosquilleo en el cuerpo, esas ganas de comerte la ciudad, irremediables, y hacías dos llamadas, leña al mono que es de goma.
Hoy también es viernes, y aquí estoy, rumboso, pero no puedo, de nada van a servir las llamadas, que alguien me saque de aquí....
Solo pido un poquito de fiesta, de jaleo, de jarana...lo de madurez no llega con la edad, sino con las obligaciones.
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