BATACAZO EN MILÁN

Este fin de semana, doce valientes decidieron embarcarse en la "ardua" tarea de despedir de la soltería al "ínclito" Viejo Delfín. Y lo dicho, no fue fácil.

La mañana fue intensa, preparativos, vueltas, quedadas. Allí estábamos "los doce del patíbulo" esperando al "torero" a puerta gayola. El juego se basaba en la confusión, así que pasamos más de dos horas en un bar (con las cervezas que conlleva), de ahí a la estación de Delicias, el tío estaba de lo más confundido, hablaba de la capi, de Madrid, y cual fue su error, cuando en envuelto de unas bragas de color verde a topos rosas y con la careta de Scarie Movie se dirigió al interior de un coche. Destino.....Milán.

Los ánimos estaban por entonces elevados (seis cervezas por barba es lo que tienen) y lo pagó sobretodo una rubia azafata de Ryanair, con comentarios de todo tipo y atareada en seguir poniendo cubatas. Así hasta que pisamos tierras italianas, lo que deben de aguantar en el aire las señoritas....

Autobús desde Bérgamo, con las conversaciones de rigor, y las esperanzas puestas en una larga noche de "jarana y jaleo". Al hotel llegamos por el módico precio de 16 euros, que para los que no lo sepan, es el precio por el que puedes llegar a cualquier sitio en la ciudad del Duomo, si es caro o barato depende de donde vayas. El hotel (o algo parecido) nos recibió con un extraño recepcionista "de color" en una habitación con fotos del Duce y el Aquila Imperial Italiana, después de dejar maletas y solucionar malentendidos, a Via Como, aunque este no fuera el destino previsto.

Y ¡vive Dios! que mereció la pena. La pizzería donde saciamos el hambre, la calle con mas "tías buenas" por metro cuadrado del mundo y por lo que a continuación os relato. Tras darnos calabazas en tres discotecas por no disponer de invitaciones para entrar (donde se conseguirían me pregunto yo), un relaciones públicas nos convenció para ir a una discoteca (cuyo nombre no recuerdo), los ánimos no parecían los adecuados y ninguno de nosotros parecía convencido de aguantar más de una copa (que te daban con la entrada). Pero cosas de la vida, cuando peor pinta...

Atrincherados en un rincón unos y en medio del bullicio los otros nos "regalamos" unas horas de risas, bailes y disfrute....el final fueron canciones por medio de la calle, gritos, abrazos y un reconfortante almuerzo en una especie de churrería donde pedías unas salchichas y te daban hamburguesas. Existe un vídeo, y más vale una imagen que mil palabras....

Mañana la segunda entrega.