Días de fiesta, excesos alimentarios, alcohólicos, familia, cenas, comidas, turrón, cartas, marisco.
Tras una nochebuena en casa de Maribel con familia y borrachera incluída, una navidad llena de "canalones" (en cataluña es típico comerlos el 26, día de San Esteban, con las sobras de los "galets" del día de navidad. En nochebuena no se celebra nada, misa de gallo y resopar).
Recibimos la visita de Inés y Jorge en la montaña. Tuvimos cuatro días de convivencia conyugal, todo un record y llegó el final del año.
Y esa fecha, que para mí siempre ha tenido algo de místico, la comencé trabajando, conduciendo tres horas para llegar a casa, copa rápida de champán en el tradicional "brindis tunesco" y a cenar (lo de mi casa ese día es para disfrutarlo), las uvas, besos, abrazos y a la cama con la garganta como un tomate.
Así he vivido estas navidades, rápidas, corriendo, como si se me fueran de las manos. A veces tengo ganas de volver a estar cerca de algún sitio, por ver si no pierdo el tiempo yendo y viniendo.
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