Tenía ganas de escribir sobre uno de los personajes que más influyó en mis ideas políticas, que me hizo reflexionar bien joven sobre la crudeza del terrorismo y de la falta de libertad.
Hace unas semanas se cumplieron 12 años del asesinato de Gregorio Ordoñez Fenollar, un líder, un político arriesgado, que terminó pagando por la espalda de la manera más cobarde con su vida, sus ideas.
Ordoñez fue un "loco" de la política, que tomó las riendas del Alianza Popular de San Sebastián en un momento en el que era tan sólo un puñado de jóvenes "rebeldes" convencidos de que existía alternativa al Nazionalismo, que demostró con las palabras y los hechos que es posible.
Quizás fue el primero en arriesgar, en mostrarle a los ciudadanos que el miedo se vence saliendo a la calle. Desde que en 1984 tomara las riendas de la candidatura municipal, mejoró sus resultados de manera que convirtió en las Europeas del 94 a una fuerza residual, en primera fuerza. Fue concejal, teniente de alcalde, tenía una manera de hacer diferente, clara, rotunda, sin complejos y eso lo llevó a ser el primer político asesinado en democracia.
Aquel día, frente a él, comía la secretaria del grupo municipal, aquel día perdimos un valiente y ganamos otra.
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