Lo que tiene estar de baja es que te puedes levantar (tarde por supuesto), prepararte el desayuno (de verdad y no un actimel como de diario) y te sientas ante la tele para enterarte de las vueltas que da el mundo.
Como uno está "enganchado" a la política, siempre tira hacia tres canales (que conste que soy poco consumidor de la caja tonta) y en uno de ellos, dos tipos junto con un "supuesto" moderador le daban vueltas esta mañana, a una posible vuelta de la estrategia de la "crispación" por parte de los populares con el objetivo de movilizar a sus votantes de cara a las elecciones europeas.
De los contertulios resaltaba Jose María Maravall, a la sazón, uno de los principales asesores de Felipe González y que ha editado un libro sobre la "crispación" de la última legislatura. Unos y otros se daban la razón sobre los "malos" y "tremendos" que son estos de "derechas" que enfrentan al país (el programa era de CNN+, grupo prisa vamos).
Argumentaba Maravall, que mediante la estrategia de confrontación planteada en la última legislatura el PP perseguía "tensionar" a sus votantes y buscar el astiar los "moderados" para poder ganar las elecciones y que después de un gesto de cambio de Rajoy con pocos resultados en las encuestas, se interpretaba una necesidad de aumentar el tono y las formas.
Según indicaban, el PP tenía miedo de una posible fuga de votos hacia UPyD en la próxima contienda electoral y que por ello se empezaba a comentar un posible pacto con ETA tras las elecciones vascas (donde dada la situación todo es posible para pactos futuros). Y que por lo mismo se estaba pidiendo con tanta insistencia expulsar a ANV de los ayuntamientos.
En mi humilde opinión (ya expresada en otras ocasiones) creo que era necesario el cambio de política de oposición para acercarse a caladeros de votos que facilitaran el cambio político, pero que ese cambio de formas no supone un cambio de la ideas y mucho menos de los ideales.
Las últimas detenciones de etarras han descubierto la inevitable relación entre la izquierda abertzales política (ANV) y la propia ETA. Esto desgraciadamente supone que desde instituciones públicas se está apoyando y encubriendo a los asesinos, cuando no financiando. Y de esto hay poca duda, que algo de culpa tiene el gobierno por haber permitido que se presentaran a las elecciones (con tregua de por medio, recuerdo). Y sólo faltaría que no hubiera algún partido que defendiera que para acabar con esta verguenza se aplique la ley (LOAPA) para expulsar a los violentos de los Ayuntamientos. Sólo faltaría que siguiéramos aguantando después de más de 45 años de terrorismo, que se nos rían en la cara y utilicen el dinero de todos para matarnos.
Si esto, para la izquierda, significa que los de siempre vuelven a las trincheras a intentar desgastar a ZP mediante la presión pública, yo estoy de acuerdo, porque con la cúpula cayendo unos tras otros, y con una estructura militar endeble, lo que hay que hacer es cortarles la financiación, el dinero que facilita sus operaciones, para intentar acabar de una vez por todas con ellos.
Llamadme CRISPADOR, pero estábamos tan cerca hace 5 años (con el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo vigente) que da pena sentir que hemos perdido un precioso tiempo y lo que es peor, demasiadas vidas, en darle vueltas a nada.
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