Recuerdo como si fuera ayer las críticas de la izquierda sobre el "aislamiento unilateral" que se autoimponía el PP en la anterior legislatura. Recuerdo a los máximos dirigentes socialistas vanagloriándose del distanciamiento ideológico entre la sociedad española y el partido de la oposición y cosas de la vida, un año después los mismos que emitían tales juicios de valor, tienen la verguenza de reprocharles que voten con ERC para vetar unos presupuestos que nada se ajustan a la realidad de la economía española.
Uno de los mayores errores de la oposición realizada en la primera legislatura ZP seguramente fue defender la manera que se hizo, ideales que se le presuponen al centro-derecha, toda España tiene claros los postulados morales e ideológicos que definen el estilo de hacer política del partido popular (y como dice mi amigo Rubén) por insistir no se convence.
El hecho que es que si bien Rajoy no tiene "garra", no conecta con la sociedad y pese a las guerras internas del partido. Si los populares quieren ser alternativa, deben fundamentar su acción de oposición en aquello que preocupa al ciudadano medio (con observar el CIS sobra y basta). Hoy tenemos una izquierda obsesionada con defender lo indefendible, obstinada en salvar el "match ball" de la crisis a base de "pegotes" financieros olvidándose de lo profundo del problema (el FIM sacó ayer el peine) y para poder revertir la situación (a parte de ganas) es necesario que alguien ponga encima de la mesa, no únicamente soluciones cortoplacistas, sino una actuación de gran calado sobre nuestra estructura productiva, y si para eso hay que pactar con el diablo, bienvenido sea.
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