Andorra es un pequeño país, repleto de hermosas montañas, muchas tiendas y rodeado de una de la más bonitos rincones de Cataluña, la Cerdanya, donde todos sabéis que pasé un año de mi vida y donde guardo maravillosos recuerdos.
Hacía mucho tiempo que no nos permitíamos un "exceso", así que después de tanta espera, un poco de esquí, otro poco de agua y un mucho de descanso. ¿Alguien da más?
También os expliqué hace mucho tiempo una de mis primeras experiencias con el deporte invernal por antomasia, con el tiempo (y una caña, o unas cuantas) parece que mi slalom va tomando forma, aunque mi "abusivo sedentarismo" hacen que cuatro bajadas acaben con mi resistencia física, que un par de días de después se han convertido en unas terribles agujetas en mis brazos (Maribel me repite que se esquía con los pies) de tanto apretar los bastones.
Después de un paseo mientras anochecía, una cena y un placentero descanso en Caldea (un enorme Spa, para todos los públicos) observando la nieve en las montañas, con el agua hasta el cuello y notando el gélido viento en el cogote.
Y a dormir, sin hora y sin el "jodito pitidito" diario de las 6:30. Unas últimas compras, llenar el coche de gasolina (como bien dijo una amiga, es un placer ver como corren más los litros que los euros) y terminar comiendo en el "Sant Josep" en Bellver, con Jaime y sus inolvidables "Vermouts", sus inigualables boquerones y la sorpresa de unos calçots rebozados.
Lo dicho, ¿alguien da más?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario