Hay dos síntomas inequívocos de que te haces mayor, el primero es que el tiempo pasa mucho, pero mucho, más rápido. La otra es que tu móvil suena en manera proporcional, osea menos y cuando suena (por lo menos en mi caso) siempre empieza por M, o Maribel o Mama.
Y tan rápido pasa y tantas cosas hago, que al final no me queda tiempo de escribir un poquito, así que hoy que tengo a la señora en el teatro y estoy de rodriguez en tarde-dominical, voy a aprovechar las circunstancias.
El pasado fin de semana estuve en Córdoba con mi Tuna, y como también en esto se nota el paso del tiempo, terminamos bajando un "esquadrón etílico" tan menguado en efectivos que ni para subir al escenario dio el asunto. De cualquier manera fue un placer disfrutar con Marshall, Benancio, Gordito, Corki y Florín de un fin de semana de copas y desfase.
Tan desfasado fue, que el mismo viernes en el AVE, siete energúmenos acabaron con dos botellas de Chivas antes de llegáramos a la capital cordobesa, y como uno no está para muchos trotes terminó echando la siesta (de cinco horas, con pijama y sin orinal) hasta las 11 de la noche para después disfrutar de la noche no sin antes perder las llaves y muchas horas de fiesta.
Es una pena que hayamos llegado a esta situación, donde siempre somos los mismos los que decidimos aprovechar las pocas ocasiones que disponemos (cosa del paso del tiempo de nuevo) para vernos y recordar historias pasadas y generar nuevas andanzas. No negaré que disfruté como un enano, pero también empiezo a sentir que no tiene mucho sentido hacerse tantos kilómetros para poder gozar de lo que hago con la misma gente en Zaragoza.
Así es la vida....
No hay comentarios:
Publicar un comentario