TENER EL DÍA CRUZADO

Hay mañanas, que no se a vosotros, pero de buena mañana presiento que se que no va a ser mi día, y no es que nada me vaya mal, si no que símplemente todo parece venirte bien.

Suena el despertador y te parece pronto para que lo haga, terminas por ducharte como puedes y en el camino a Rubí cambio una docena de veces de emisora sin encontrar algo en dial que me apetezca escuchar.

Llego como puedo al trabajo, nada termina de convencerme y termino aguantando alguna "soplapollez" de algún indocumentado al que te dan las ganas de abofetearle intelectual y si me apuras físicamente (esto último sólo lo pienso, que luego aparece algún picapleitos y encuentra caso...). Termino la jornada laboral con la sensación que te has pegado con "molinos y gigantes" y que al final de nada ha servido.

Vuelta a casa cansado y contrariado, vuelvo a pelearme con la radio, pasando del "dance" a escuchar al presidente y sus "sandeces" obligatorias de todo debate de la Nación, paso la noche como puedo, cenando lo primero que encuentro y deseando que mañana sea otro día.

Y así estamos, camino de la cama, deseando que símplemente mañana el despertador suene a su hora y el mundo te sonría, tan fácil, tan difícil....