domingo, 27 de septiembre de 2009

ASAKUSA, IKEBUKURU, ROPPONGI

En una ciudad de 17 millones de habitantes (otros dicen 12, otros 15, cosas de la grandiosidad) las jornadas turísticas terminan por hacerse imposibles. Caminar, metro, aquí, allá, dónde comemos, espera un momento que entro en esa tienda....

Y así transcurrió el día. Comenzamos por un paseo por el quizás más tradicional barrio de Tokio, Asakusa guarda un "poco" más la esencia del Japón de antaño, casas bajas, templos y un mercado de la época Edo que es capaz de aburrir al más profundo consumista. La visita comenzó por el templo más antiguo de la capital, para posteriormente perdernos por sus alrededores visitando toda clase de chiringuitos con vendedores subidos en sillas y armados con instrumentos para amplificar sus gritos, animando a los que allí estábamos a visitar sus tiendas, comprobar sus descuentos e imagino que alguna cosa más que mi japonés no acertaba a descifrar.

Después de comer algo de pasta en una cadena llamada Pronto (no solo de sushi vive el hombre) nos deplazamos al distrito de Ikebukuru, donde pudimos comprobar la vida de la juventud nipona. Bullicio, gente paseando en todas las direcciones y gritos, muchos gritos. Allí pudimos observar los famosos "Hoteles del amor", que alquilan por horas, con servicios de disfraces y habitaciones ambientadas para todo tipo de fantasías....quizás algo que me llevo pendiente....

Ya de noche y tras una larga jornada nos arrastramos por el barrio de Roppongi, una de las mecas de la noche tokiota, un barrio sublime que tuvimos tiempo de comprobar el domingo siguiente, donde se encuentran la mayoría de las embajadas y que corona unos gigantescos grandes almacenes llamados Roppongi Hills.

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