lunes, 9 de noviembre de 2009

COMO PASA EL TIEMPO


Parece que fue ayer, y con la tontería, hoy se cumplen cuatro años de mi llegada a Cataluña. Poco después de llegar también comencé este diario, así que casi compartimos aniversario.

Vivimos a 125 (la lavadora apenas daba la vuelta entera), Maribel sobrevivió a un año sin tele, aprendí a hablar (como un indio, pero hablando) catalán mientras paseba un perro por Cabrera, disfrutamos del verano en el patio y sufrimos el invierno separados por la montaña. Me casé, volví como el hijo pródigo, cambiamos de casa y plantamos un arbol (en realidad nos lo regaló JJ, bendito olivo).

Como podéis observar, y si tenemos en cuenta que casi podemos contar con el libro si por tal vale este blog, me falta tener un hijo. Y conste no será porque el personal no insista en preguntar para cuando el consabido embarazo. De momento, seguimos disfrutando, yo contando mi vida en esta bitácora y mi señora durmiendo en el sofá hasta que dan las doce, y como cenicienta, se va la cama. La vida sigue igual.

Sigo echando mucho de menos a mi familia, a mis amigos y mi tierra, llamadlo nostalgia, pero tengo la suerte de haber nacido en la ciudad más bonita, de tener a los mejores padres del mundo y disfrutar de unos amigos que siguen haciéndome sentir que nada ha cambiado, pasen cuatro o cuatrocientos....

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