El jueves por la noche, tarde para no cambiar rutinas y sin Frascaso, como no podía empezar cualquier viaje que se precie, se presentaron en casa Gordito, Korky y Marshall, cena, alguna copa y muchas horas hablando que se convirtieron en un cansancio terrible en el día de San Jorge...que aquí se trabaja, por mucho libro y rosa que tenga el día.
Sobreviví a base de cafés y visitas que permitían mantenerme vivo, comida rápida, aeropuerto y camino a las Islas, el porqué no estaba muy claro, aunque Frascuelo, que finálmente llegó, mantiene que inventó un supuesto parche con una familia alemana con tal de llevarme al viaje que nunca pude hacer en mi vida activa de Tuna.
Y es que existe la tradición (ahora ya podríamos decir existía) de que los novatos se vayan de viaje de verano a Mallorca para pasar la prueba de subsistir unas semanas viviendo del parche y disfrutando de una experiencia única. Desgraciadamente, y debido a lo exiguo de mi generación, yo me lo perdí.
Así que allí estábamos, cambiándonos en el aparcamiento de Palma, mientras un coche de alquiler nos esperaba para trasladarnos a buscarnos la vida por los restaurantes de la capital de Baleares. Gordito y Fras nos guiaron a un par de ellos donde pudimos conseguir "munición" suficiente para poder "atacar" la noche sin tener que rascar excesivamente nuestros bolsillos.
Pasamos por el hostal, y para abreviar el primer día (noche me refiero) os haré el mismo resumen que le hice a Maribel al día siguiente: copa, copa, canción, copa, copa, discoteca, copa, risas, copa, morena y conversación absurda, copa, taxi, antro, kebab y cama.
¿Suficiente?, cuando estás de viaje y vestido de terciopelo, lo único que tienes por seguro es que por bien que lo pases el primer día, nadie puede asegurar que los siguientes no serán mejores. Y así fue...mañana segunda entrega....
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