
¿Y realmente tenía razones para estarlo?
Pues creo que no, primero porque si algo tienen ambas ramas del nacionalismo (que al final son lo mismo) es que a grito de "nos roban" o "nos vilipendian", están encantados de sacar al "catalán emprenyat", lucir sus estreladas y darle una vueltecita a algo que tanto nos reprochan y odian por no ser el suyo, el "patriotismo de pacotilla".
No se si fueron un millón, ni me atrevería a decir que no lo fueron, eran muchos y eso era evidente. Pero de lo que discrepo es de las razones, de los hechos y de los gestos, y discrepo porque está muy bien armar el lío, apartarse, echarle la culpa al resto y después quedarse atónitos de como se llenan las calles de Barcelona de gente gritando "In, Inde, Indepentzia".
El primero de los errores lo cometieron Maragall y los suyos por hacer bandera de un nuevo Estatut como idea central de su programa electoral (con el que perdieron las elecciones) y que nadie les había pedido. Después Jose Luís remataría la faena, en plena euforia de mitin para prometer algo que le va a dar más quebraderos de cabeza que cualquiera de sus ocurrencias económicas, tiempo al tiempo.
Tres años perdiendo el tiempo en el Parlament, nos llevaron a otro callejón sin salida, aburridos y cansados, los catalanes (y los no, como yo) acabaron votando casi en familia, tras el pacto de Mas y Zapatero, un Estatuto que no era lo que había salido de las Cortes Catalanas, pero más diregible para el indocumentado capaz de votar algo que no se ha leído. En aquella votación se daría la curiosidad de que los mismos que llaman a pasar directamente a la secesión (ERC) se negaron a apoyar en el referendum lo que ahora utilizan como ariete. Cosas de la política.
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