El ya candidato Demócrata a las elecciones norteamericanas, es para muchos una esperanza, la imagen del cambio, de una nueva época. Especialmente, parece, que es mirado con ojos de entusiasmo por mucha, casi toda, la izquierda de este santo país. Maribel y mi cuñado, que no son dudosos, sobretodo este último, creen identificar en Obama a un líder innovador, dialogante y progresista.
Y quizás a mi también me guste. De hecho yo podría votarle, porque cree en el libre mercado, está en contra de la inmigración ilegal y contempla una posible regularización pactada con "trade unions" (sus sindicatos) y empresarios, habla de un esfuerzo en inversión en educación pero avanzando en intensidad y sin concesiones, manifiesta su voluntad de manejar la política internacional desde el respeto pero con liderazgo, no tiene complejos en defender su identidad cristiana, cree que el aborto es un asunto importante y por ello debe estar claro y regulado, está a favor de la investigación con células madre adultas y argumenta que la bajada de impuestos favorecen a las clases medias y no benefician a los ricos.
Yo si creo en todo eso.
Ellos, votan a un partido que regularizó por decreto, aprobó el "todo vale" haciendo pasar de curso a niños con tres asignaturas, ha perdido el liderazgo a nivel internacional, persigue a todo lo que huele a cristiano (que no Islam), ha fomentado el cuarto supuesto, legisló la utilización de células madre embrionarias, les molesta el término liberal y han subido los impuestos de manera encubierta.
Como podéis observar Obama tiene más en común conmigo, que el pensamiento que mi señora defiende en las urnas. Pero si hay algo que me hace estar seguro es que mi cuñado nunca votaría a alguien que acaba su discurso de proclamación con "God bless You and the United States of America". Y es que es más fácil quedarse con el YES WE CAN...
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