no hacían falta semenjante alforjas", así reza un refrán aragonés que define a la perfección la situación de los populares aragoneses.
Después de una guerra civil, con resultaros dispares, la dilapidación de una interesante generación de políticos (por lo menos uno me lo parecía), el descalabro electoral por caer en la misma piedra y la pérdida de identidad y votantes en la capital. Después de casi cuatro años paseando (sin mucha gana, ni para hacer oposición) por el desierto, la dirección nacional se descuelga con una candidatura de consenso con sabor a rancio y viejo (opinión totalmente personal).
Cierto es que "la Rudi" tiene buena prensa entre los ciudadanos por su bien ganada fama de gestora, cierto es que dispone del conocimiento (repercusión-impacto) entre los electores y cierto es que dispone de imagen de liderazgo.
Y tan cierto como eso (y algo conozco los entresijos), lo es, que no dispone de actitud de partido, que no mantiene relación con las bases (de sede y trabajo, no de carnet) y que su actitud conecta con el sector más alejado del centro político, Buesa entre otros.
Pero lo que es ridículo, es que nos dejaran hacernos el "harakiri", cuando podían haber ofrecido a la señora el cargo y la candidatura (una vez perdidas las generales) y seguramente unos resultados diferentes. Ahora, quizás tocaba renovar, pero a fondo, soltar lastre de "ineficientes y chupócteros", ofrecer imagen territorial y jugar con cartas cambiadas con tres años por delante.
Hoy se ha parado una guerra, pero no se ha firmado la paz, porque cuenten con ello, llegado el congreso, las exigencias, las presiones y los pactos serán inevitables, y entonces quién sabe de que habrá servido todo esto....
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