Lo que está sucediendo estos días en Venezuela es muesta de la ferviente voluntad de Chaves de convertir a su país en una nueva dictadura disfrazada de Revolución (que tírria le tengo a la dichosa palabrita, con lo mal que acaban casi todas). Acabar con la libertad de expresión es el último paso para la inexistencia de cualquier libertad del ciudadano.
Y la pasividad de la opinión pública internacional es VERGONZOSA.
Algo tendrá que decir nuestro vetusto ministro de exteriores que se vanaglorió de su amistad, o lo que símplemente nos interesaba era vender un puñado de helicópteros.
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