Os escribo de nuevo desde esta especie de "tienda"dedicada a las conexiones a internet, una mosca lleva alrededor mio desde que entré y la senyora del "garito" me ha saludado efusivamente pues le deje 0,10 cts de Euro de propina ayer (uno que es generoso...).
El parque Nacional de Angkor es enorme, cientos de kilómetros cuadradados que integran más de 260 templos. Una maravilla de la historia y de la naturaleza, que ni el tiempo ni las guerras han permitido que nos lleguen en mejores condiciones, sobretodo estas últimas.
Los reyes de Camboya trasladaron hasta esta llanura la capital en el S.VII, es por ello de la existencia de semejante patrimonio. No os hare un detalle de cada uno de los templos que hemos visitado porque lograría aburriros, así que os contaré un poco la historia y la evolución de los mismos. Destacaré tan solo las terrazas de los Elefantes y del Rey
En los primeros anyos del traslado de la capital, la religión oficial del reino de Camboya (que abarcaba parte de Thailandia y Vietnam) era el hinduismo, posteriormente en el S.X se cambió al Budismo, de ahí que encontremos la sustitución de dioses, aunque tan apenas de forma de decoración. Los primeros templos son en ladrillo para posteriormente pasar a piedras volcánicas y calizas, a parte de dioses les encantan las bailarinas (que divertían a los primeros) y las formas florales, es especial la flor de loto.
Angkor Vat es la denominada séptima maravilla del mundo, se trata de un extraordinario complejo religioso, de dos kilómetros de largo, por uno de ancho. Nos adentramos por un puente sobre foso artificial de preciosas vistas (todos los templos los tienen, aunque al ser artificiales los hay secos), un alargado pórtico al que continúa una muralla, con cuatro entradas. En su interior se alberga un enorme complejo de tres plantas, podríamos decir que bien conservado y con cientos de turistas correteando, antes de llegar su figura se refleja en el agua y la foto es inevitable. Nunca he tenido mucho gusto por el arte (seguramente por desconocimiento), pero cosas tan imponentes siempre quedan marcadas en la retina, el paraje como os dije ayer ayuda, se trata de una selva natural que todo lo rodea, dándole más belleza aún si cabe.
Tras visitar la "maravilla", nos pegamos la paliza de subir a una colina desde donde los "guiris" ven el anochecer, no había sol, pero una vez arriba mereció la pena, tenía un cierto aire a las construcciones mayas (aunque si me lee un experto, juraría en hebreo), pero es lo que sentí al ver aquel templo en las alturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario