martes, 18 de diciembre de 2007

A LAS 9 EN CASA 2

Nada acaba mientras exista La Dolores, así que sabiendo esto, nos dirigimos hacia ella, como lo hicimos, imagino que andando por las gélidas calles zaragozanas.
Al llegar a la puerta roja, además de recuerdos, las imágenes era más o menos las naturales, el Gordo, Mané y otro ramillete de tunos "talludos" instrumentos, música, unos cuantos borrachos y señoras (de dudosa reputación, aunque buen ver). Tras pedir una cerveza (hacía un par de horas que abandoné a mi amigo whisky), me uni al grupo, disfruté de algunas canciones y vi entrar a otros rezagados como Fras, que apareció en el bar de la mano de una chiquilla rubia, "etilizada" y con grandes pechos, todo un presagio, en aquel momento supe que no acabaría sola...
Abandonaron Pino y Trabuco (sinceras mis felicitaciones), siguieron las copas, más cigarros, muchas risas, y el camarero (siempre impasible) con el mostacho, nos indicó que sería el quien pondría el fin a lo que nosotros negábamos. Justo en ese momento aparecían de "redecorar" el baño del local, mi estimado y la chiquilla, más de una hora habían pasado dirimiendo si aquellas eran las baldosas adecuadas....
Momento era del "El Loro", otro de los sitios de mi ciudad que siempre merece visita, tres calles, dos toques y adentro, allí una marea de hambrientos "madrugadores, hacen acopio de fuerzas para afrontar lo más duro.....la resaca. Encontramos fácil sitio, pedimos dos ensaladas (la primera vez pensé que los cachondos pensaban ponerme lechuga en mi estado...), y unas pochas (seguramente la única vez que las como en el año), allí disfrutábamos los "últimos de Filipinas" (Fras, Marshall, Gordito, Mane y un servidor, aunque quizás olvide alguno) del enojo de mi ahijado por que el "ogrofras" se empeñaba en no dejarle disfrutar de su chorizo con huevos.
Y llegó el final, y el frío, desesperado busqué un taxi, recomendé al gordo que se dejara guiar y llegamos a casa, y si señores, eran las 9.

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