A LAS 9 EN CASA

Se cual es mi edad y se que todo en la vida llega, pero nunca había pasado tanto tiempo en volver a ponerme el traje, así que con ese handicap, terminé reviviendo viejos tiempos cambiándome en el coche, tirando el asiento atrás, intentando no confundir medias con calcetines, sacando ropa y poniendo otra en la "tradicional" bolsa de Visentti.

Allí estaba tomando una cerveza rodeado de mi "ahijado", Pedro, Moncho y otros tres tipejos con una P en la espalda y ¿disfrazados? de turrón. Aquello si que fue una sensación extraña, no recordaba, ni siquiera imaginaba que volvería a ver aquellos trajes.

Tras una cena de lo más típica tratándose de la navidad "tunante" un picoteo y ternasco (por cierto generoso y gustoso), y por las propias ansias, olvidaron sacarnos el postre y el café, "lanzándonos" al vacío del trienio copas-hielos-color. De ahí a la música un minuto...

Un breve repaso a lo ¿mejor? de nuestro reperterio, un par de peticiones personales, otra de lucimientos y el restaurante, las copas y "los colmillos" solicitaron nuevas víctimas.

Al coger los taxis, el personal fue distribuyéndose hacia sus destinos, que en total sólo eran dos, o el Casco o La Dolores, por variar, me decidí por la primera y también por ver lo que hace tiempo que veía. Nos adentramos en la densidad de "La Cutanda" tras dar una vuelta de castigo, y otear el horizonte, "los expertos" optaron por cambiar de bar.

Instrumentos en la espalda....nos dirigimos al "Jardín" (si las paredes de los garitos hablaran...), no situamos en el centro, el mejor, para ver pasar y adentrarse lo suficiente, de nuevo me sentí como en casa al ver a Paquito sacar una botella de whisky del traje y pedir cinco coca-colas, hay cosas que nunca cambian....el resto de las horas que habitamos aquel "antro" y una vez reunificado el equipo, se trató en bailar, entrar, salir, centrar y poco remate. Cierto es que llegamos al final del partido, pero juro no darme cuenta como llegaron las 5 y nos animaron "música en ristre" a abandonar el local.