Uno de mis lectores más asiduos, a la par que amigo, Chamo, "personaje" del cual os he hablado en más de una ocasión, es un soñador, un resignado a que la vida sea lo que es y esta misma semana se volvía a enfrentar a la "cruda" realidad sin que le fuera imposible la queja, el enfado, el inconformismo.
Mi amigo, "amargamente", me hablaba de lo injusto de la ficción, de disfrazar la realidad, de la pose ante lo que sucede como solución a la incompetencia, al "todo vale". Pero así está montado, es más fácil fingir, adornar y posar que darle al tarro, y currar.
E incluso, es más injusto, todavía, que "caer en gracia" sea esencial para situarte en el "mundo", donde saber "venderse" valga más que horas y esfuerzo y donde un proyecto que suponga futuro se vea ahogado por la necesidad del presente.
Pero así es y así está montado y poca solución queda. La rueda no para, porque siempre hay alguien dispuesto a hacerla girar y o te subes, o estás fuera. Poca solución, lo dicho.
Quizás, y solo quizás, la conciencia (tranquila) se construya haciendo bien las cosas, construyendo algo que beneficie a quien te diriges y mantenga tu dignidad a flote. Y una vez hecho esto, ir al vestuario, ponerte la nariz, salir al circo y hacer reir. Y esperar que alguien haya comprado entradas y termines convirtiéndote en alguien importante. Aunque sea haciendo el payaso...
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