Todos estaréis al corriente del nuevo "culebrón" (convenientemente alimentado por la prensa) que rodea a la más importante petrolera de nuestro país. Y bien digo culebrón, porque si uno analiza lo ocurrido se da cuenta que se trata de una historia por fascículos con imprevisto final.
La situación financiera en la que se encuentran algunas de los buques insignias de la construcción ha derivado en tensiones de liquidez difícilmente solucionables. Las otrora "megarentables" empresas del sector "tocho" se encuentran atrapadas en un mercado que no "traga" los edificios a "coste de oro" y miran a sus inversiones (apalancadas normalmente con préstamos sobre acciones) en el sector energético como tabla de salvación.
Y como en este país no hay "perras", lo lógico es lograr "colocar" dichos recursos en manos extranjeras. Pero he aquí el problema, los políticos ponen el grito en el cielo, porque observan temerosos como una de nuestras emblemáticas empresas (nacidas del sector público) puede acabar en manos rusas.
Zapatero, Rajoy, De la Vega, González...se rasgan las vestiduras por el simple y normal devenir de la economía de mercado: uno quiere vender, otro comprar y un precio...y es que en este país (como en casi todos) se nos hace cuesta arriba entender que las empresas han adoptado la globalización como norma de supervivencia y que cuanto más competitivo seamos más nos beneficiaremos de la misma. Y si no que le pregunten al Santander...
No hay comentarios:
Publicar un comentario