Menos mal que venía el cambio climático, se puso "el Montilla" a tirar metros de tubería para traer el agua de Tarragona y echar a llover (y nevar) como si no lo hubiera hecho nunca.
Y entonces llega el fin de semana, el sábado por la noche y donde antes había fiesta loca, móvil buscando "guerra" y desenfreno etílico, te plantas con treinta "tacos", acomodado en tu casa, con la señora con pocas ganas de abandonar su retiro espiritual en el sofá (la mía está ahora mismo arropada con manta y ojos cerrados) y se acabó lo que se daba.
Cierto es que el tiempo no acompaña y que mejor casa que mojarse por las calles, pero según los resultados de mis encuestas callejeras, hay una especie de "peter pan" que convive en los seres del sexo débil (o del poco sexo, o lo que es lo mismo del masculino), que hace que sientas todavía un cosquilleo por dentro que te invita a la rebelión contranatura de aceptar que te has hecho mayor. Vamos que te si te llama un colega y te dice de tomar una copa, "no me toques las palmas...".
Así es la vida amigos, pero con la que está cayendo, a quién no le apetece una cenita, una peli en el sofá escuchando la lluvia de fondo, y lo más importante, echarte a dormir sabiendo que mañana no tendrás resaca...
Me voy a tomar una copa...que cojones...
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