jueves, 20 de agosto de 2009

Y NO LO DIGO YO

Y lo digo, porque se que mis antecedentes pondrían en tela de juicio una crítica a sobre el sistema educativo catalán. Así que me remito a las palabras de Tamara (para quienes la conozcáis, la hija de Martín), que queda fuera de toda duda (por ascendencia y por militancia) de cualquier apelativo del tipo: retrógrado, facha o pepero, con el que alguno podríais regalarme.
El hecho, vayamos al tema, es que Tamara estuvo el viernes pasado en Sant Feliu de Guixols, y allí nos contaba como los niños con los que comparte "esplai" (traducido al castizo, campamentos o colonias) se sorprendían, y cito palabras textuales, "de lo molt que parlaba castellà". Y sorpendida por el asunto (Tamara es en la práctica más catalanoparlante que castellanoparlante), empezó a preguntar algunas palabras, descubriendo que los niños no conocían su traducción a la lengua de Cervantes.


Nos han vendido que el bilingüismo de la educación catalana, es un evidente signo de éxito del sistema. Los nacionalistas argumentan con desdén que es imposible hacer vida "en catalán" en su propia tierra. Y la izquierda (nacionalista y no) convierten en "arma arrojadiza" las campañas en pro de la tercera hora de castellano en el colegio, tildando de traidores a los que lo reclaman.


El caso es que visto lo visto, es posible ser catalán (y ejercerlo a todas horas) lees el Avui, ves TV3 y en la Administración (y por extensión la lengua vehicular de los negocios) te expresas en tu lengua. Y mientras tanto, orgullosos y felices, le niegan a sus hijos la posibilidad de hablar la tercera lengua del planeta, símplemente y llanamente por cabezonería, con dos cojones.


No se trata de aplastar el legado de Pompeu i Fabra, no se trata de negar la realidad de mucha parte de Cataluña (sobretodo la provincia de Barcelona) donde el castellano se impone en el uso diario, no se trata de sacar la bandera "gualdirroja" en plan barato y zafio, se trata de imponer la lógica, y empezar a entender que disponer de una herramienta vital de comunicación y poder dominarla debería estar por encima de prejuicios, banderas y patrias.

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