domingo, 22 de noviembre de 2009

DOS HORAS POR UN NOMBRE


No era Amenabar quien me impulsó ver la película, tampoco el personaje, la verdadera razón se encuentra en los títulos. Dos horas de película esperando ver un nombre, Mario Bailón Cano, y sentir que alguien querido aparece en la gran pantalla, entre cientos de nombre, aportando su granito de arena, con sudor, esfuerzo y ganas, a una de las más importantes películas del arte patrio de este año.

Hace muchos años que dibujaba caricaturas (todavía guardo la mía), descubriendo en su hobby su futuro, esforzándose por seguir progresando, por mejorar cada día, hasta tener su propio proyecto. Hoy lo tiene, y como se lo merece, le deseo lo mejor para que el éxito llegue. Suerte Mario.

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