Era mi intención haberos contado, como en anteriores ocasiones, nuestro viaje en riguroso directo. Sin embargo el país puede contar con muchas cosas, pero los accesos a internet (wi-fi aparte) se convirtió en una misión imposible.
Como reza el título, el viaje comenzó con una aventura que en principio tenía pinta de durar horas y terminó por convertirse en una odisea de película.
Pero horas antes de que nuestra maleta no apareciera por la cinta, yo había olvidado el pasaporte, lo que supuso que Arcadio tuviera que hacer otro viaje Mataro-Aeropuerto para no terminar en la Policía haciendo uno de urgencia. Y es que uno confía que Maribel se lo organice todo....
Llegados a El Cairo la maleta no aparecía, después de preguntar en el stand de Egiptair conseguimos descifrar que la "señorita" de Iberia que había facturado nuestros bultos decidió adelantarse y enviarla a Asuán directamente. Consultada la posibilidad de recuperar dicha maleta nos comentaron que tardarían una media hora y ante la insistencia del representante de la agencia (de esta prometo ocuparme durante las entradas) de no hacer esperar al grupo, decidimos pasar hasta el día siguiente con lo puesto y dejar nuestras pertenencias para la siguiente parada.
Una vez solucionado el primer problema montamos en el Autobús camino del hotel. Allí el mencionado representante nos ofreció (al grupo) cenar en un restaurante comida típica egipcia con tal de evitarnos los abusivos precios del hotel, el resultado supondría una cena más bien escasa a precio español, y como todo en aquel país, la bebida no incluída (al módico precio de sprite + cerveza, 6 euros). La cosa empezaba bien, pensamos, primero nos dejan sin ropa y luego nos "roban"....
Así que dormimos deseando despertar, volar hasta Asuán y poder continuar con mejor pie el viaje, la realidad demostró que las cosas siempre pueden empeorar....aunque no por mucho tiempo....
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